Sobre mi

Mi nombre es Gaëlle Forneris, desde que recuerdo he sido una persona con un amor especial hacia los animales, sobre todo hacia los perros. Siento que vine a este mundo con un propósito claro, que es el de ayudar a los perros a tener una vida más plena, sana y feliz, en convivencia con su familia humana. Además, siento una gran pasión hacia la naturaleza en general, y por eso mi objetivo es que todos los perros puedan vivir conectados con su esencia natural y su animalidad.

Todo este mundo interior y amor por los perros y la naturaleza, me llevo a formarme continuamente como educadora canina. Desde que terminé el bachillerato (en el país donde viví hasta los 28 años, Argentina), comencé mi formación en el maravilloso mundo de los perros. En el 2010 comenzaron mis primeros pasos en la búsqueda de todo tipo de formaciones, cursos, seminarios y talleres en el ámbito canino. En esa época y en mi ciudad, eran pocas las formaciones que había disponibles, por ello me decidí a viajar a otras ciudades y a concurrir a todos los seminarios que realizaban profesionales que venían desde Europa.

Fueron años intensos, llenos de experiencias y muchísimos aprendizajes, pero había algo que todavía no me termina de convencer en mi profesión. Continuando en la búsqueda de nuevos conocimientos, me formé en el sector de Intervenciones Asistidas con perros y además como Acompañante terapéutica, y comencé a realizar voluntariados en una Fundación donde se realizaban actividades educativas y recreativas asistidas con perros.

Al poco tiempo, me encontré con un deporte canino que no conocía y que es el canicross, donde podía combinar mi amor por los perros y mi pasión por el deporte y la naturaleza. Continúe en mi gran búsqueda de conocimiento y experiencias a través de este deporte, formando un grupo deportivo de canicross en la ciudad donde vivía.

A la vez que vivía todos estos cambios y la búsqueda de nuevos caminos, inicie un proceso de desarrollo personal y de espiritualidad laica. Todo este crecimiento en mi vida interna, hizo que se reflejara también en mi vida profesional. Empecé a ver la educación canina desde otra perspectiva, poniendo mucha más atención en los humanos, ayudándolos a ellos también a que puedan aprender y crecer en compañía de sus perros.

En 2021 emigré a España con mi perro Chao, y fueron muchísimas las experiencias y los aprendizajes que vivimos. Viajamos y conocimos mucho durante más de un año, y fue aquí en España donde por fin encontré esa pieza que sentía que me faltaba en mi profesión y en mi propósito. Finalmente pude combinar la educación canina con la naturaleza, a través de actividades educativas y recreativas en entornos naturales, rutas de montaña, senderismo con perros, travesías y retiros caninos. Para mí, ver a los perros disfrutar de la naturaleza, siendo libres y ellos mismos, es el mejor regalo que puedo tener. Y todo esto compartirlo con sus familias humanas, ayudándolas a comprender mejor a sus peludos, a empatizar con ellos y a respetarlos por lo que son.

Todo esto no podría haberlo hecho sola, siempre estuve en compañía de mis grandes maestros: los perros en general y mis perros en particular. Esos seres increíbles que convivían conmigo y me enseñaban continuamente a través del ejemplo. Ya son 12 los perros que compartieron (y algunos de ellos todavía comparten) su vida conmigo, cada uno con su temperamento, sus gustos, sus preferencias, sus particularidades y su historia personal, me ha enseñado miles de cosas. Me siento enormemente agradecida hacia todos ellos.

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